domingo, 23 de mayo de 2010

El comunismo en tiempos de libre mercado. Política y economía en la China moderna

Guillermo Espinosa


Se dice que las ciencias sociales, aquellas disciplinas encargadas de estudiar las interacciones humanas, son fundamentalmente subjetivas; ello se debe a que la interacción entre los miles o millones de seres humanos que conforman a una sociedad son de tal complejidad, que difícilmente se ajustan a modelos que nos ayuden a predecir su comportamiento. Esto implica que el rumbo de una sociedad se verá permanentemente afectado por el impredecible caos matemático. La evolución del sistema político-económico chino, desde la fundación de la República Popular en 1949 hasta nuestros días, es un buen ejemplo de ello.

Desde la secundaria casi todo el mundo aprende el ideal básico del sistema de organización político y social conocido como comunismo: la consecución de una sociedad en la que los medios de producción, así como todas las fuentes de riqueza en general, sean propiedad del Estado, no de los individuos; permitiendo así el reparto equitativo de todo el trabajo y los beneficios de acuerdo con las necesidades. Fue precisamente esta filosofía la que impulsó el movimiento encabezado por Mao Zedong, quien junto con 11 delegados de grupos marxistas, de diversos lugares, fundaron el Partido Comunista de China en 1921. Si bien el paradigma del comunismo pareció armonizar con la realidad de la sociedad china en los años posteriores a la revolución de la nueva democracia y durante el proceso de la modernización socialista, a finales de la década de los setenta las contradicciones del modelo chino comenzaron a hacerse evidentes. Deng Xiaoping, dirigente del Partido Comunista de segunda generación, impulsó una política de reforma y apertura. En consecuencia, se comenzaron a aceptar en China formas económicas mixtas inéditas hasta entonces; aunque ello permitió mantener la estabilidad de la situación política y un constante desarrollo de la economía. Este camino llevó al sistema chino a fusionarse con un modelo con el que había mantenido anteriormente una política de confrontación directa: el capitalismo. El resultado de dicha fusión ha sido el surgimiento de un sistema que seguramente ni siquiera el mismo Deng habría anticipado: el comunismo de mercado.

¿Cómo ha afectado el surgimiento de este nuevo sistema a la sociedad china? Pues bien, aunque hace algunas décadas China era dueña de fábricas, tierras y prácticamente cualquier cosa que se encontrara dentro de su territorio; paulatinamente se han ido privatizando todos servicios, desde agua, luz y telefonía hasta las autopistas. De hecho se espera que de aquí a 2012 se habrán privatizado alrededor de 100 mil empresas anualmente. Por otro lado, el fervor consumista también está calando hondo entre los chinos, por mencionar algunos ejemplos, se estima que los chinos compran al año más de 100 mil automóviles de lujo Mercedes- Benz y más de 150 mil Audi; asimismo, para el año 2008 China ya poseía la mayor cantidad de restaurantes McDonalds y cafeterías Starbucks.
Irónicamente, el nuevo rumbo de China está ocasionando que países capitalistas como Estados Unidos adopten una postura defensiva para sus economías, medidas que muchos
están calificando ya como un proteccionismo socialista.

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