Son pocas las veces en que con la expresión visual y auditiva, los artistas logran arrancar desde el escenario emociones hasta al más pasivo de los espectadores que se ocultan bajo la protección que da la oscuridad y la pasividad de la butaca en la que se está sentado.
Como una parte de la conmemoración de los 400 años de amistad de México y Japón, entre febrero y abril de 2010 se presentó en la obra teatral Contramarea, el regreso del samurai (逆潮 侍の帰郷) de Irene Akiko Iida en el Centro Cultural del Bosque.
Los protagonistas: Irene Iida y Tribu, ¿qué más podría hacer falta?. Si una persona que no sabe de teatro japonés, ni occidental, ni de historia, ni de japonés, ni de español, viera esta obra podría entender y sentir en gran medida su significado. Sin embargo, al ver su estructura y cada uno de los movimientos que hace Iida en su personificación de Hasekura Rokuemon Tsunenaga (支倉六右衛門常長、1571-1622), se puede ver una muy cuidadosa y armoniosamente lograda concatenación de estilos.
Esta talentosa actriz hace un recorrido por rincones de la expresión escénica de Japón y de México con movimientos de manos, expresiones faciales, posiciones corporales y los más variados recursos. Sin conocer su trayectoria, en los breves minutos de esta obra se puede palpar su tamaño artístico y capacidad expresiva para llenar un escenario con su actuación, más allá de sólo las palabras o los cantos. En Contramarea, Irene Akiko nos da una dosis de sus décadas de trabajo expresivo y artístico en pocos minutos. Es difícil saber si Akiko Irene es más de Japón o de México.
Iida canta en japonés, en español y hasta en náhuatl, con el excelso acompañamiento del dueto Tribu, músicos de larga trayectoria con quienes ya había hecho mancuerna en Kai-on, Sonidos del Mar. A través de cantos, de algunas palabras, y hasta de oraciones budistas y católicas, Irene Akiko hace alegorías a la expedición a bordo del galeón de San Juan Bautista del samurai Hasekura al lado de Luis Sotelo entre 1613 y 1614 en el cual viajaron a la Nueva España y luego a España y Roma.
Pero, más que dar una lección de historia, en Contramarea, hemos podido interpretar lo siguiente: sí, hay la relación dos países que parecen muy lejanos, pero hay quienes hemos nacido y vivido en medio de los dos, no los podemos ver lejanos. ¿Quién mejor para hacer ver y sentir tan natural la combinación de estos dos mundos que Irene Iida? Para muestra una frase bilingüe y bidireccional extraída de Contramarea:
“Carai, pica pica”:
辛い (karai en japonés)、¡pica, pica! (en español) = ¡qué picante!, ¡pica pica!
Caray (en español)、ピカピカ (pika-pika en japonés) = ¡caramba!, ¡el resplandor de los relámpagos!
Esta obra nos deja pensando sobre la amistad o más neutralmente dicho la relación entre México y Japón, a nivel de gobiernos, a nivel de personas, a nivel de parejas y de familias. Y nos receta el releer nuestra historia y nuestra identidad común.
Después de la exitosa temporada en México, en la que a pesar de presentarse en lunes y martes por la noche, tuvo una gran respuesta, Contramarea se va a Japón, esperamos que en los lugares que se presente tenga el mismo éxito que aquí y que haya otra temporada, pero en fin de semana para la ciudad de México.
Terminamos este breve comentario diciendo:
Sasuga, Irene Iida (Qué podíamos esperar de Irene Iida)
Para leer la historia:
- Knauth, Lothar. Confrontación transpacífica, el Japón y el nuevo mundo hispánico, 1542-1639. México, UNAM, 1972.
Otra referencia
- “Encuentro diplomático Nueva España-Japón” Germán Sosa, En Boletín ACIA 21, Enero-Febrero 2010
http://ja.wikipedia.org/wiki/%E6%94%AF%E5%80%89%E5%B8%B8%E9%95%B7
http://www.youtube.com/watch?v=oM4yvfth3CE
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