viernes, 29 de enero de 2010

¡Cuidado! Puedes sonar ridículo


Juan Antonio Yáñez


Esta es una reflexión que busca crear conciencia entre los estudiantes de japonés en cuanto a la importancia de elegir mejor nuestras palabras. Para empezar, partamos de una idea popular: un idioma tiene reglas, y generalmente asumimos que los hablantes nativos usan correctamente su lengua, aunque a veces se desvían un poco de la norma. Por ejemplo, en el idioma japonés,
hay ocasiones en que los japoneses dejan de utilizar las partículas (どこ行く?).
Como toda lengua, el japonés tiene un uso real que es tolerante a usos arbitrarios por parte de sus hablantes. Tiene también un uso ejemplar; una norma culta que funciona como el modelo de
la corrección. Quienes no somos hablantes nativos, generalmente nos basamos en ese modelo, que es el que se enseña en los libros. Sin embargo, a menudo ocurre que el habla normal de los japoneses tiene un “prestigio encubierto” entre los estudiantes. Es decir, entre ellos se crean actitudes favorables hacia recursos expresivos que se desvían del “japonés ejemplar”.

Es lógico que los estudiantes aspiren a aprender ese “japonés normal”. Nadie quiere terminar hablando como el libro; por eso muchas veces el japonés ejemplar es eclipsado por un arsenal de
formas que los estudiantes encuentran en el manga y el anime. Uno podría pensar que el uso de esas formas nos acerca a un japonés “más natural”. Sin embargo, su uso indiscriminado tiene
consecuencias.

Las palabras tienen significados que condensan los diccionarios; empero, eso no es suficiente para que realmente signifiquen. Detrás de cada concepto existe: 1) una situación específica de uso; 2) una historia cultural. Entonces, más allá de los significados, las palabras tienen muchos implícitos detrás a ser interpretados. Es por eso que una palabra mal empleada puede acarrear malentendidos y/o vergüenza.
Es muy común ver a estudiantes tratando de utilizar la palabra ore (俺), en lugar de watashi (私). El diccionario define a ambos como equivalentes al pronombre personal yo. Sin embargo, lo
que no dice el diccionario es que ore es uno entre muchas palabras que hacen referencia a la primera persona. Su uso correcto depende del contexto específico y sociocultural en el que se utilice. ¿Qué pensarías si un extranjero dijera asombrado: recórcholis?.
Quizá en español el error sería gracioso, pero en japonés la palabra ore, puede hacer que el interlocutor se sienta incómodo y cambie su actitud hacia quien la dijo. La forma de jerarquizar las voces de respeto en español y japonés no son paralelas, es decir, no consideran los mismos elementos para su producción.
Por otro lado, en el español y en el inglés, la oración debe tener un referente gramatical. Sin embargo, el japonés no requiere un referente explícito; la información contextual es la que indica
“de quién estamos hablando”. Por ejemplo, en la autopresentación: Garushiadesu dōzoyoroshiku (ガルシアです。どうぞよろしく / Soy el señor García, mucho gusto), no es necesario incluir ninguna
palabra que haga alusión a la persona. Cuando es necesario enfatizar al referente, existen muchas opciones como: watakushi, watashi, atashi, atakushi, boku, ora, uchi, etc. Tal variedad se debe
a que en el uso de los pronombres se conjugan por lo menos tres elementos socioculturales: el género, la división social (posición en el grupo y relación entre grupos) y la auto-imagen. Por eso,
antes de decidir usar ore en lugar de watashi, considera que: 1) es una palabra que pertenece al mundo masculino; 2) no es una palabra cortés; y 3) qué información extra comunicas de ti a tu interlocutor al decir: ore.
Finalmente, reconozcamos que aunque los medios nos ayudan a aprender, es necesario ser cuidadosos con esa información. Si vemos a Goku decir ore, es porque precisamente, se trata
de un personaje masculino, campirano, tosco y torpe en las relaciones sociales. Si tu ideal es estudiar en Japón, piensa qué diría a tus maestros de ti la palabra ore. Si quieres hacer amigos, piensa en qué clase de macho te convierte un solo pronombre. Por todo lo anterior, tal vez no sea mala idea recurrir a un japonés más
estándar.

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