¿Han escuchado la frase
“regresa en tus pasos para poder avanzar”? Es una frase que estuvo siempre
presente en mi mente (o casi siempre) mientras leía Baila, baila, baila,
de Murakami Haruki. Esta novela, plagada completamente de estilo “murakamiano”,
comienza cuando el anónimo protagonista nos transporta al Tokio de los años
ochenta.
Nuestro personaje es un
escritor freelance que llega a un punto de su vida en el cual se
encuentra desmotivado, con un gran vacío existencial y completamente desganado.
Súbitamente algo en su interior le dice que debe volver a ese hotel, al Hotel
Delfín, donde dejó a aquella encantadora chica llamada Kiki: tal vez ella logre
que encuentre la reconexión que él busca desesperadamente.
Al
llegar a Sapporo, se da cuenta de que el Hotel Delfín ya no existe y, en su
lugar, se encuentra el lujoso Dolphin Hotel. ¿Será una coincidencia? Si han
leído a Murakami, sabrán que en sus libros no existen las coincidencias.
Los
personajes son en realidad pocos. Sin embargo, todos cuentan con un matiz único
y especial, y son tan reales como la vida misma, por lo que nos podemos
identificar con ellos. Tenemos a Kiki, la modelo de orejas, quien para nosotros
no es más que un fantasma que aparece y desaparece durante todo el libro; el
Hombre Carnero, quien trata de que todo se encuentre conectado con el Hotel
Delfín y nuestro escritor; la guapa recepcionista del hotel o, como el
protagonista la llama, “el hada del hotel”; la adolescente Yuki, que vive el
eterno desinterés de sus padres; Ame, su madre y famosa fotógrafa que vive
abstraída en su trabajo y ya muy lejos de la realidad; su padre, Makimura
Hiraku, un escritor prolífico aunque pasado de moda muy aferrado a la realidad;
el antiguo compañero de clases del protagonista, quien ahora es un actor famoso
lleno de inconformidad acerca del mundo en el que vive, y Mei la prostituta. A
pesar de que Murakami los detalla de manera excelente, en el fondo ninguno de
ellos es lo que parece.
Poco
a poco, Murakami nos va llevando por un camino en el que las vidas de todos
ellos se van entrelazando misteriosamente. La novela contiene una dosis de
intriga, hay muertes, desa-pariciones, viajes y extraños acontecimientos en el
enigmático hotel.
Personalmente encontré que esta obra está
llena de matices y de narrativa onírica, lenta en algunas ocasiones, pesada en
otras, pero con la capacidad de engancharte. Todo termina en una extraña
espiral, hay sucesos que nos sorprenden, cosas que no nos explican y un final
un poco desconcertante y tal vez inacabado. Desde mi punto de vista, debo decir
que es una obra un poco difícil de explicar, y que no tiene medias tintas: o te
gusta o la odias.
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